Boletín Nº 16  (Agosto de 1994)

 

Sumario.- Plaza mayor - Editorial - Buenos días Gor - Información municipal - Información local - Punto de vista - Gor histórico: la iglesia de Gor en el siglo XIX (1814-1840) - Temas de interés - Cultura e investigación - Crónicas de una visita - Colaboraciones: la bandera, fiesta del encuentro - Delegaciones - Goreños - Oficios para el recuerdo: Amas de leche - Tienes la palabra - Humor y pasatiempos. 

 

 

 

 

 

 

SAN CAYETANO

Próximas ya las fiestas de nuestro patrón San Cayetano, a quien Gor venera con amor de predilección, me parece oportuno compartir con vosotros una breve semblanza del santo, a fin de que un mayor conocimiento de nuestro patrón, nos lleve a una más y mejor imitación de su vida, que es, en definitiva, de lo que se trata.
Tuve, mi primer conocimiento de San Cayetano, a través de Santa Teresa de Jesús, la cual en una carta dirigida al párroco de una localidad castellana, pidiéndole monjas para sus conventos, le decía las condiciones, o mejor, virtudes, que debían de tener las candidatas: debían de ser mujeres muy "teatinas", es decir, muy al estilo de vida y virtudes que tenía San Cayetano, y que la santa castellana, resumía en: dulzura y bondad, espíritu recio, ánimo emprendedor y confianza sin límites en la Providencia.
Viniendo estos elogios de quien venían, me interesó la figura de San Cayetano; santa Teresa no era mujer dada al elogio fácil, ni a adornar de falsas virtudes figura alguna; sin merecimiento propio tenía por norma callar cuando no se puede alabar: si en este caso alababa, era sin duda porque la figura lo merecía.
Si tenemos en cuenta que la carta de la santa está fechada en 1565, y que san Cayetano murió en 1547, que la vida del santo transcurre en Italia y la de santa Teresa en España, en unos tiempos en los que las comunicaciones eran escasas y difíciles, es fácil de deducir el impacto que la figura y la obra de san Cayetano, nuestro patrón, produjo en la iglesia entera.
Hasta los 22 años, la vida de San Cayetano transcurre dentro de los cauces normales de un miembro de una familia noble y cristiana de la ciudad de Vicencia, ciudad de la República de Venecia: recibe una sólida educación cristiana de su madre, que será después el germen de su entrega a Dios; estudia en la Universidad de Padua la carrera de derecho, donde obtiene los doctorados en ambos derechos, civil y eclesiástico; marcha a Roma, a la corte pontificia, donde pone a disposición del Papa su excelente formación jurídica.
Es la Roma de Miguel Angel, Rafael de Urbino, Tiziano y tantos otros artistas. Pero es también la Roma cortesana, frívola, donde al lado de la riqueza florece la pobreza más absoluta.
En medio de este ambiente, donde al joven Cayetano se le ofrece todo un mundo de promesas y vanidades. Cayetano no olvida a Dios y se propone como meta concreta de su vida religiosa dos puntos: frecuencia de sacramentos, en especial la confesión y la comunión, y la práctica de la caridad cristiana, especialmente con los enfermos más pobres y abandonados.
Y el joven diplomático, que por de día recibe a embajadores y legados de príncipes y reyes, que representa al Papa y a cardenales en despachos y recepciones, llegada la noche corre a los barrios más pobres y míseros de Roma para compartir todo lo que tiene con los necesitados, para hablarles de Dios, y llevarles una palabra de consuelo que alivie sus dolores.
Un día, en el hospital de Santiago, donde dejará toda su fortuna personal y miles de horas en el cuidado amoroso y fraterno a los enfermos, -lo llamaban el ángel-, Cayetano está ayudando a bien morir a una enferma, la consuela con palabras de fe y cariño, le promete que él se ocupará de sus hijos, ayuda al capellán del hospital a administrar su unción a esta buena mujer, que al fin muere en sus brazos; y Cayetano se da cuenta que es mediodía, y que a esa hora le espera un embajador. En este momento, Cayetano comprende y ve que en sus brazos está Cristo y que él no puede ni debe dejar al Cristo que yace en sus brazos, ni por uno ni por todos los embajadores de la tierra; y en ese momento decide consagrar todas sus energías y toda su vida al servicio de los más pobres.
Nos encontramos aquí, en la hora decisiva del santo; tiene 33 años, decide ordenarse sacerdote, y para que la labor que realiza no muera con él, contempla la idea de fundar una comunidad de religiosos, que sean testigos en el tiempo de su amor a los demás. Serán los Teatinos, continuadores aún hoy en día, a lo largo y ancho del mundo, de la obra que un día comenzara San Cayetano.
Pero San Cayetano no es filántropo, es sobre todo un hombre que ama a Dios, que pasa largos ratos de oración con Dios, que confía en Dios: un día, el prior de un hospital fundado por él, le dice que no existe en la despensa del hospital ni el más mínimo alimento, que ese día no podrán dar de comer a los cerca de 1000 jovenzuelos que cada día acuden allí en busca de alimento; San Cayetano marcha a la capilla, coge al niño Jesús que se venera en la iglesia, y le ruega por sus pobres, por nuestros pobres; es entonces cuando el niño Jesús le habla, le dice lo que aún tiene que hacer por los demás, y le pide simplemente que su fe en Dios no desfallezca. San Cayetano está radiante cuando sale de la iglesia, le ha emocionado la presencia del niño Dios, y desde entonces, su fe en la Providencia de Dios se hace más honda, más verdadera; el milagro se realiza al instante: llaman a la puerta, y se encuentran un auténtico cargamento de los manjares más exquisitos, pero nadie acompaña el cargamento, todos buscan al portador para darle las gracias; Cayetano no, acaso no lo ha tenido él en sus brazos momentos antes.
Viaja por todos lados, llevando y extendiendo su orden, los teatinos, por toda Europa. Se le venera ya en vida como a lo que es: un santo; cuando llega a un hospital fundado por él, y fundó tantos, los enfermos en masa salen a recibirlo; sólo quieren verlo, y él les dice siempre lo mismo: confianza en Dios, que es nuestro padre, vida de gracia, frecuencia de sacramentos, tratar a los demás como lo que son: Cristo mismo.San Cayetano, exprimido hasta la última gota de su vida en el servicio a los demás, ahonda más en el trato con Dios, en especial al niño Jesús, por eso se le suele representar con un niño Jesús en sus brazos, ha contemplado en su vida de todo, grandezas y miserias, reyes y pobres, y en su alma sólo perdura una verdad: al final nos quedan sólo nuestras buenas obras; con ellas o sin ellas nos presentaremos ante Dios; será en definitiva, en el momento último de nuestra vida, lo que verdaderamente adquiera valor, el trato con Dios y obras de amor a nuestros hermanos los hombres.
Gor lo venera como patrón, tenemos aquí sus fiestas, días en que la presencia de nuestro San Cayetano estará más viva en la mente de todo goreño. Ojalá que estos días sirvan para una mayor profundización en la vida del santo; para un mayor conocimiento que nos lleve a una mayor y mejor imitación de su vida. La Virgen, a quien San Cayetano veneraba y amaba con amor de hijo, nos ayude en esta hermosa tarea.
                                                                    
Os bendice vuestro párroco

Andrés Porcel Fernández

 

 

 

 

LA BANDERA, FIESTA DEL ENCUENTRO

Son tiempos de televisiones, radios, ordenadores, teléfonos y que sé yo cuántos aparatos de lo que se ha dado en llamar medios de comunicación. Lo que pase aquí en un verbo se sabe en el quinto pino, y a veces más allá. Los nuevos hábitos que cualquier rincón genera se copian al detalle en el resto del Planeta. Y al final todos tan iguales y tan campantes. Pero en ese Mar de imitaciones y despersonalización todavía quedan islotes para la gracia y la originalidad.
Así; mientras se universaliza la música bacalao y la hamburguesa, el pub de Verano y los feriales cuadriculados, la montaña rusa y la muñeca chochona, todavía hay quien se divierte con fiestas ancestrales que no se sabe muy bien a que vienen pero que se viven con el sentimiento, y para colmo, en el mismo marco que se desarrolla la vida el resto del año: Unos construyen muñecos de trapo y cartón para pegarles fuego, que ardan como ciquitraques, y embriagarse con la pólvora y el humo. Otros se juegan el físico delante de los toros por el mero hecho de disfrutar del sabor agridulce del miedo. Hay quien se pasa una semana en las Marismas tragando polvo y fino a golpes de tambor para celebrar la Primavera. No faltan gentes que por Carnavales reconocen nuestras miserias y además hacen coña de ellas. Queda sitio para los que decidimos darnos una caminata por nuestro pueblo un mediodía de Agosto con el Sol puesto por montera, sin más alivio que el fresquito que genera una tela agitada al viento por un mozo soltero.
La Bandera, eterna compañera de soledades de San Cayetano, es la pregonera sin voz de unas Fiestas que reúnen goreños de todas partes. Y son las gentes que en ella participan los que se desean felices estancias, recuerdan pasados unas veces dulces y otras ásperos, incitan a vivir días de presente desbordado y apuestan por futuros mejores en las calles que les vieron nacer y luego a muchos emigrar y a otros quedarse.
La Bandera es un medio de comunicación cara a cara entre los goreños, unas veces a voces y otras callandito y al oído, como siempre se chismoseó en las esquinas. Y todo bajo un Sol que se sonríe de ver a tanto goreño junto.

Andrés García Jiménez

 

 

 

 

Ven a "SAN CAYETANO '94"

Ya comenzaron las calores, cada día que pasa nos acordamos más de las frescas noches de nuestro querido pueblo. Como epílogo de las Fiestas, se ha celebrado con la solemnidad que merece, nuestra fiesta de "Corpus Christi", que como todos recordamos coincidía con las fiestas de Cenascuras; las fachadas engalanadas con las mejores colchas del ajuar en balcones y ventanas, calles cubiertas con "hierba-buena" y "palma-riza", con su aroma característico e intenso, y altares repletos de espléndidos ramos de flores propios de este buen tiempo, macetones de pilistras, patos y palmeras, amén de lustrosos geranios daban vistosidad y frescura venerando la Custodia, que sobre las andas, instaurado el pasado año, era llevada a hombros de jóvenes solemnemente bajo palio.
Los altares conservan su tradición a través del tiempo, mejorando su estética y colorido, con la diferencia del instaurado en la calle Real, que dado el entusiasmo de sus benefactores, rompen con el marco tradicional, introduciendo en él pinturas de imágenes, fuentes y otros elementos, variando cada año su estilo con la unánime participación de todos los convecinos, aunque no por ello deja de estar espléndido.
Un día tan señalado todo son nostalgias y recuerdos; niños vestidos de primera comunión con sus canastos de mimbre esparciendo pétalos de rosas al pie de los altares, los acompañan los tradicionales cánticos por todos sabidos como despedida del mes de Mayo, olor de incienso que se esparce por todos los lugares por los que transcurre la comitiva.
Terminada la procesión, ya solo queda pensar en S. Cayetano, ¡ya está aquí!, a partir de ahora el pueblo va tomando color distinto, en la luminosidad de sus días, en el blanqueo de sus fachadas, y en el ansiado comentario de los mayores, que esperan impacientes la llegada de sus hijos y en especial, a los nietos, contando los días que faltan para el reencuentro con los seres más queridos.
Al igual que todo buen padre, S. Cayetano nos espera cada año con más ilusión que nadie, Él Padre silencioso y bueno nos cubre el gran vacío que nos produce la falta de tantos seres queridos y que recordamos en esas fechas; como inmortal nunca nos abandona, siempre presto a nuestro encuentro de año tras año, agradecido y sin pedirnos nada a cambio.
Nos espera a todos y se sentirá orgulloso si no le defraudamos, por ello hemos de cumplir con nuestra puntual cita, pues estoy seguro saldremos recompensados en nuestra fe de una manera especial este año, y nuestra obligación, como goreños, es la de acompañarlo. No faltes

                                                                                                      ¡Viva San Cayetano!

Paco Ros / Junio 94

 

 

 

 

 

OFICIOS PARA EL RECUERDO: AMAS DE LECHE

- "... Son hermanos de leche".
- ¿ De qué? - pregunté sorprendida.
- De leche - me dijeron.
- ¿ Y qué es eso?
- Pues eso se dice de dos personas que, aunque no son hijos de la misma madre, han sido amamantados por ella...
Comentarios como el que refiero, vivido en mi infancia, es posible que surjan en no pocos lectores del título de este artículo; y es que, el de AMA DE LECHE es uno de los oficios que, por suerte, pasó a formar parte del recuerdo hace ya varias décadas cuando el "Pelargón" y otros productos de alimentación infantil aparecieron en el mercado, impulsados por el progreso y el crecimiento económico de los años 50 y 60.
Este oficio, que se ejercía, naturalmente, por tiempo limitado, suponía que la mujer había perdido a su hijo o hija en el parto o en los primeros meses de vida, lo cual era bastante frecuente en la época; y era "contratada" por una familia pudiente para criar - de ahí también lo de ama de cría - a un bebé cuya madre no podía hacerlo porque "estaba seca" (no tenía leche para amamantar).
Parece ser que era un oficio muy bien "pagado" y bien considerado socialmente pues, además de estar bien alimentadas, limpias y cuidadas por la familia a la que servían, cobraban, según los casos, ¡hasta 30 y 35 pesetas mensuales! en los años 30.
A veces el "ama" se trasladaba a vivir a la casa en la que prestaba sus servicios pues así se garantizaba que la alimentación que se le ofrecía era para ella y " pasaba directamente al amamantado" ya que si se la llevaba a su casa corría el riesgo de ser compartida con el resto de la familia cuyas condiciones económicas solían ser bastante precarias.
La consideración social venía dada no por el oficio en sí mismo, sino porque suponía la solución a un problema difícilmente superable de otro modo: en el caso de una posición económica desahogada era la forma de evitar la mortalidad segura que en los casos de penuria económica estaba garantizada.
Me viene a la memoria un comentario radiofónico que escuché, no hace mucho, relacionado con este tema: Resulta que la plaza de la Catedral de Granada, llamada Plaza de las Pasiegas, recibió este nombre por el hecho de que este era el lugar donde esperaban a ser contratadas las amas de cría llamadas también "pasiegas" por similitud, al parecer, con las habitantes del Valle del Pas (Santander) comarca abundante en pastos y como consecuencia de buena producción lechera...
Este hecho puede dar idea de la importancia que tuvo este oficio, realizado exclusivamente por mujeres, y quizá poco valorado en una sociedad que, tradicionalmente, ha condenado al anonimato el esfuerzo de las mujeres y su capacidad de trabajo y entrega aún en las más duras condiciones.
Sirva este artículo como reconocimiento agradecido a todas las mujeres, especialmente goreñas, que en circunstancias de vida, especialmente duras, fueron capaces de entregar lo mejor de sí mismas.

Mari Carmen García Jiménez