Señor Alcalde, señoras y señores concejales, queridos
amigos y amigas:
Me cabe hoy el honor de leer el Pregón de las Fiestas de San
Cayetano. Las Fiestas de 1996 en que como todos los años veneramos al Patrón
del pueblo.
Es un honor motivo de satisfacción.
Pero, dirigir la palabra a tantas personas por las que tanto
aprecio siento, es para mí una especie de obligación, una forma de devolver,
aunque sea exiguamente, el capital que, en forma de compañía, solidaridad y
amistad, gané el día en que allá por los años 30 tuvisteis a bien aceptarme
entre vosotros.
Generosidad de la gente de Gor con la que me siento
confortado cuando por primera vez vengo a este pueblo que me ha de acompañar
siempre -y que hoy, de nuevo, aparece cuando, a través de vuestro Alcalde, el
Ayuntamiento, distinguiéndome inmerecidamente ha querido que lea el Pregón de
las Fiestas.
Inmerecidamente, quizás, no sea el término adecuado.
Sin pecar de falsa modestia, muchos hubieron de ser los
avatares que, a lo largo de varias décadas, exigieron tesón para ir llevando
adelante la vida en tiempos que eran difíciles. Tiempos en que los anhelos,
alguna alegría y también sufrimientos los compartíamos en la forma en que
ello es posible, entre quienes vivíamos en el pueblo.
Y para ser justos hemos de huir de identificar en unas pocas
personas los méritos, las virtudes que, si nos paramos a pensar un instante,
descubrimos en todas y cada una de las personas que en el pueblo de Gor son o
han sido.
Yo me podría remontar a innumerables generaciones y puedo
afirmar que en todas ha sido posible reconocer la aportación específica,
individual, propia de cada una de las gentes de Gor.
Si nos fijamos, podemos apreciar como muchos de los conceptos
básicos con los que nos hemos ido comportando en la vida los hemos aprehendido
en nuestra niñez, en nuestra juventud; -y cuando ya vamos madurando los
modulamos, no en virtud de la identificación o reflejo que emane de una sola
persona sino, más bien, por la forma de ser que advertimos en unos y otros, de
manera que es una pluralidad de personas la que nos va transmitiendo ideas-
instrumento con las que entender la vida.
De uno se capta la forma de ser cariñoso, atento, educado.
De otro, la entereza, la importancia que hay que dar al amor propio, al
esfuerzo, al trabajo. Sin olvidar los elementos filosóficos o religiosos. Y
así es como cada una de las personas que componían el pueblo proyectaban,
unos, un concepto, valor, idea; otros, otro que a todos nos ha ido moldeando.
Yo acepto que el Ayuntamiento me distinga.
Pero a renglón seguido hay que dejar sentado que mis
méritos no son mayores que los de otros muchísimos goreños y goreñas que he
conocido.
Con toda seguridad, y en mayor o menor medida, qué duda
cabe, que tales rasgos los podemos ver en otros pueblos. Pero desde luego en el
nuestro han existido.
He descrito algunas características con que definir la forma
de vida en nuestro pueblo hasta que, en la mitad de los años 60, una gran parte
de los goreños y goreñas -siguiendo la inevitable tendencia de la sociedad en
España- emigramos a la vida en las ciudades.
Vaya en primer lugar mi reconocimiento a los que decidieron
no dejar -en algún caso volver- a esta tierra manteniéndose en ella y creando
aquí su manera de vivir. Hay que estarles agradecidos porque, entre otras
cosas, hacen posible que nos encontremos aquí todos los años. También es
loable el gusto y la labor de quienes periódicamente y siempre que pueden
vienen y mantienen vivo el cariño por el pueblo. Al igual que la Asociación de
Amigos de Gor se comporta.
Ahora bien, si a todo individuo el elemento histórico, que
mira al pasado, le determina su personalidad, es una exigencia ineludible
-además de útil y saludable- analizar el presente y proyectarse al futuro.
En Gor en los años 60 existían dificultades; que no
desaparecen por el hecho de que fuéramos a vivir a otros lugares. En todo caso,
cambiaron de naturaleza.
Pero en Cataluña, en Valencia, en Madrid, en Granada se
ofrecían más posibilidades de trabajo. Estas posibilidades a su vez, han
requerido y requieren mayor especialización profesional, más conocimientos,
más estudios. En definitiva, más cultura.
Para los hijos y los nietos de los que viven en Gor como de
los que viven fuera, aquellas mayores exigencias deben estar traduciéndose en
mejores oportunidades con que desenvolverse en la existencia.
A ellos les animo a que, tras marcarse los objetivos que
sean, pongan el interés y esfuerzo necesario para conseguirlos teniendo siempre
presente -lo que no es fácil- el futuro.
A los que no son tan jóvenes, a los que tienen que sostener
una familia también les deseo que vayan adelante, que encuentren los medios con
que superar las dificultades ante las que se puedan encontrar.
Para todos -jóvenes, los que no lo son tanto y mayores-
hemos de pedirle al Santo Patrón San Cayetano protección y ayuda.
Y ello, en estas Fiestas, hay que hacerlo con esperanza y
también con alegría; mediando la moderada y bien aprovechada diversión, para
la que tan propicias resultan estas fiestas.
Para terminar, tras agradeceros la atención que me habéis
prestado, así como al Alcalde y a los Concejales la consideración que me han
tenido, hay que dar un ¡VIVA SAN CAYETANO!