Veinticinco números de la revista. Un número redondo al que ni los más
optimistas habíamos soñado llegar, pero aquí estamos. Un motivo de orgullo y
satisfacción que queremos compartir con todos aquellos que, de una u otra
forma, han hecho que fuera posible; unos desde su colaboración entusiasta,
otros por el ánimo que nos han dado para seguir adelante. A todos damos las
gracias y aunque nos gustaría que la participación fuera mayor, vaya también
nuestra comprensión para todos los que pudiendo aportar mucho no lo hacen; sus
motivos tendrán.
Hemos reflejado, para mejor conocimiento de los goreños, retazos de nuestra
historia, costumbres, fiestas, canciones, léxico... , en una palabra, aspectos
de una cultura secular que, en parte, ha sido rescatada del olvido y proyectada
hacia las nuevas generaciones, que podrán conocerla y sentir el legítimo
orgullo de tener algo propio, algo que nos diferencia como pueblo.
A través de las opiniones, entrevistas, anécdotas... han pasado por aquí
multitud de goreños que han hecho que los conozcamos y nos conozcamos mejor,
para que nos podamos comprender y apreciar, cosa imposible desde el
desconocimiento, la ignorancia y la indiferencia.
Por eso, tras ocho años de esfuerzo para que cada abril, agosto y diciembre
no faltara la publicación, no queremos que la efemérides sea una meta -nunca
nos la marcamos-, antes bien, cada número deberá seguir siendo punto de
partida para la superación.
Pero para que esos veinticinco no sean más que una anécdota, creemos
llegado el momento de entregar el testigo a otros responsables que le impriman
nueva savia con la que encarar el fin de siglo. Pensamos que es necesario,
indispensable y, en las actuales circunstancias, lo mejor para nuestra
Asociación.