Hay quien ha intentado explicar el significado del nombre
actual de Gor, acudiendo a cambios fonéticos, de acuerdo con la costumbre
popular de cambiar la gutural "G" por la labial "B" y así
asemejan Gor en Bor, asociando esta última variante con la palabra árabe Bury
que significa en castellano "torre". Sin embargo no tenían en cuenta
a prestigiosos arabistas que asimilaban a Gor con Gaur -que según estos,
significa "el valle"-, o las últimas interpretaciones que han puesto
de manifiesto como esta palabra proviene del árabe dialectal granadino Gor, del
árabe clásico Gawr, por reducción del diptongo, que viene a significar
hondonada, terreno bajo.
Asentado a 1200 metros sobre el nivel del mar, junto a las
estribaciones de la ladera norte de la sierra de Baza, sobre las faldas de su
cerro homónimo. La orografía hará que prácticamente la cuarta parte del
término actual sea desfavorable para el cultivo. Sin embargo la existencia de
un tiempo cálido y de abundancia de precipitaciones hicieron de ella una zona
rica en pastos, árboles y caza.
En su sierra tendrá su nacimiento la fuente de vida para las
tierras de la llanura. De ella arrancan las barranqueras y cursos de agua que
darán lugar al río de Gor. Este río será el ordenador de la red de acequias
que ponen en cultivo la rica vega que se asienta en inmediato contacto con el
núcleo urbano. Esta vega la cultivaban intensamente en época nazarí los
habitantes de la alquería. Más allá se extienden las tierras de secano que, a
diferencia de las anteriores, eran cultivadas esporádicamente, éstas podían
labrarlas todo aquel que quisiera, sin que en ella tuvieran ninguna
predilección los moradores del lugar, siendo propiedad de aquel que la
cultivase y sólo mientras lo hiciese, pues de mantenerla improductiva un cierto
espacio de tiempo, perdía tal derecho y pasaría a propiedad de aquel que
primero le pusiese en explotación.
Además de la existencia de abundancia de agua, Gor contó
con recursos naturales apetecibles y necesarios para la vida del hombre. Si a
ello unimos que fue desde antiguo punto de paso, casi obligado de las vías de
comunicación más importantes entre Guadix y Baza, o lo que es lo mismo
Guadix-Granada con el Levante peninsular, no nos debe extrañar, pues, que el
hombre se asentara en sus contornos desde muy temprano. Los vestigios
encontrados, nos hablan de una ocupación humana casi constante desde el
Paleolítico -siendo más abundantes a partir del Neolítico-, hasta el final de
la Edad Antigua.
Los datos de la Alta Edad Media son muy escasos, se limitan a
unas cuantas menciones aisladas en algunas crónicas y libros de viajes de
algunos autores árabes -algunos oriundos de otras tierras del islam-. La
existencia de la ruta romana que enlazaba el Sur -la provincia bética- con el
Levante -provincia tarraconense- obligó, necesariamente, al hijo del
conquistador musulmán Abd Al-Aziz a pasar por estos parajes en la campaña de
conquista de todo el levante peninsular, en 713, camino de la cora de Tudmir.
Aparece también documentada en varias obras árabes del
siglo XII y XIII, como uno de los castillos dependientes de Guadix con el nombre
de Gun o Gur. Cuando el emir nazarí Yusuf en 29 de abril de 1347 se desplaza
desde Granada a visitar el sector oriental de la frontera castellana pasa por
Guadix, el río Alhama, así como por Gor, Baza, Caniles y Serón. A su vez el
polígrafo, cortesano y gran visir nazarí Ibn Al-Jatib en su Rayhana nos la
describe junto con su valle como una de las villas pertenecientes al partido de
Guadix.
A partir de ese momento, las referencias al lugar son más
abundantes, sobre todo derivadas de las noticias que la documentación
castellana nos ha conservado, sobre todo de la época inmediatamente antes de la
conquista castellana de esta antigua alquería.
A principio del siglo XV, los datos que poseemos nos hablan
de Gor como uno de los castillos "fronterizos" del emir nasri. Es
decir, formaba parte tanto del sistema defensivo granadino como de los bienes de
la "corona" aunque no está muy claro si pertenecía al patrimonio
privado del emir, o bien a los bienes privativos de la corona, o sea, si estaba
ligado a la persona como propiedad privada propia, o bien al título real.
Durante la última etapa del emirato, la gran prosperidad
territorial estaba en manos de los miembros de la familia real o de personas
significativas. En primer lugar destacaba por su importancia las tierras del
sultán -que los estudiosos conocen como mustailas-. El origen de este tipo de
propiedad o "mustajlas" no es prácticamente desconocido. Los
habitantes que ocupan estas tierras no son propietarios -como pasaba en este
núcleo-, sino que están destinados a ocupar las tierras del sultán, como
jariq o aparceros -Ibn al-Jatib en su Miyar al-Jitiyar nos habla de la
existencia de estos aparceros para Motril- a cambio de permitirles el cultivo de
ellas estos debían pagar el diezmo que es el diesmo para el castillo -dicen los
documentos-, y en otros lugares el noveno y/o el quinto.
Además, parece ser, que la corona impone ciertas exigencias
de tipo personal a sus habitantes para el mantenimiento del sistema defensivo.
Para época posterior a la que nos ocupan hemos encontrado efectivamente este
tipo de prestaciones, como son las velas y guarda tanto de la fortaleza como del
término, a cambio Guadix -y antes posiblemente el sultán- se encargaba de
mantener en pie y adobar la fortaleza y no contribuían en más porque como ya
hemos referido, eran tierras "fronterizas", como reconoce Mazote el
Grayri que cuando la ciudad de Guadix echaba derramas u otras cosas
extraordinarias o en tiempo de guerra los de Gor no contribuían porque eran
fronteras e tenían que dar cuenta a la çibdad de los christianos que entravan
e salian e tambien porque velavan esta fortaleza por guardar sus cabeças e que
la dicha çibdad de Guadix pagaba las guardas del campo. Teniendo además la
curiosa misión de ser "atajadores", para evitar la evasión fiscal
dentro del término de Guadix.
Este panorama cambió a raíz de 1427-8, pues en esta fecha
la "corona real" vende el castillo y las tierras de Gor.
El erario público estaba, en este momento, en bancarrota por
dos causas principales: por la guerra civil que mantenían los pretendientes al
trono y por los continuos pagos de parias a los reyes castellanos -que oscilaban
entre las 12.000 doblas y las 20.000-. La segunda vez que Muhammad VIII el
pequeño -así llamado por la corta edad que tenía al subir al trono-, tomó el
trono (enero de 1427), acuciado por la falta de liquidez del erario, por los
continuos gastos militares y pago de parias, para solventar la falta de
numerario recurre tanto a acuñar moneda de valor monetario mayor que el real
como a vender parte del patrimonio real.
Esta venta del lugar de Gor representará inmediatamente un
cambio en las relaciones entre las estructuras de poder y los vasallos
musulmanes. En primer lugar el acceso de vecinos y moradores del lugar a la
propiedad hace que el castillo, o mejor aún el alcaide como estructura
intermedia entre el emir y los vecinos, deba plantearse de otra manera la forma
de su mantenimiento. De esta evolución impositiva y del establecimiento de
nuevas relaciones económicas apenas si hemos encontrado otros datos, aparte de
lo dicho hace momento. Sin embargo, tenemos noticias de otros impuestos que le
son pagados al alcaide -pero ya no como representante del señor de la aldea,
sino como representante del fisco del estado-, entre los que se encontraban los
derechos del ganado. En segundo lugar esta venta supondrá a corto y medio plazo
un cambio en el paisaje agrario, que se reflejaría en una fragmentación del
terreno cultivado y que se acentuaría con las sucesivas parcelaciones
derivadas, en un primer momento del repartimiento por las sucesivas ventas y
sobre todo por las divisiones hereditarias. La institución del mayorazgo
castellano que permitía el mantenimiento de la propiedad en su integridad, no
era conocida en el ámbito musulmán, salvo que se entregaran parte de sus
bienes para fundación de un bien piadoso como el habus, cualquier musulmán
debía repartir sus haciendas entre sus herederos de acuerdo con los usos del
derecho musulmán, lo que haría que estas derivaran a la existencia de un
régimen de propiedad, en la que la pequeña extensión superficial en manos de
una persona fuera la dominante.
Como paso previo a la venta, se realiza el 17 de marzo de
1427 la visita al término y tierras a vender, apreciándose el regadío,
secano, e sus tierras e llanos e con todos sus pastos e riberas e pagos d'el con
sus heras e con sus viñas e casas e con todas las hazas hasta donde llegan los
terminos del dicho castillo en 6.000 doblas de plata de 10 pesantes cada una, a
los que habría que añadir el pago de los derechos de las compraventas, además
de los cuales, ya habían entregado antes del aprecio 15.000 pesantes.
Lo primero que dice la carta arábiga que se vendió fue toda
la tierra que pagaba diezmo, "cuyos diezmos pertenescían al
castillo", o sea toda la tierra cultivada que existen tanto de regadío
como de secano, tanto las viñas, árboles de "fruta llevar", pies de
murales, como las eras, barbechos, pastos, casas, poblados y despoblados; sólo
se exceptúan el pago del Agila "Unxanasya" el de Mahonamad el Cordoni
y los Canales de Aben Ali. Se le concede a su vez el agua que necesitaban del
río, desde el alba hasta la hora de la oración del Alazar -que se realiza a
media tarde-, dejando el resto del tiempo para que se aprovechen de ella, los
demás núcleos de población que se abastecían del mismo. Todas las tierras
así tasadas y dispuestas para su venta, se encontraban comprendidas entre el
río Baúl y el barranco del Marqués al norte, al sur el cerro de los Mineros
con la fuente de "Faguara", el prado del Enano y la fuente de la
Piedra -todos en la sierra de Baza-, con el camino que va a Bacor y al oeste o
alqueble con el otero de la Encina. Lo que constituye un auténtico círculo
alrededor del río, fuente de vida del contorno y del castillo que se asomaba a
su curso.Por el contrato de venta se comprometen los compradores a no
vedar los pastos, ni impedir cortar árboles, hacer madera y carbón en los
montes a los habitantes de Guadix -de acuerdo con la comunidad de pastos
existente en el reino nazarí-; también el emir se reserva el horno que está
en el castillo y el molino cerca del río, que quedan en el patrimonio del emir.
Estos 60.000 pesantes que se comprometen a pagar, es una
cantidad muy elevada. Por ello acuerdan darle al contado los tres octavos de esa
cantidad -o sea 22.500- y el resto -37.500-, en cuatro pagas sucesivas los
cuatro años siguientes, a razón de 9.375 pesantes, de ser equitativa y sin
intereses. Sin embargo cada año deben pagar 11.250 -o sea 1.875 pesantes más
cada año-, lo que supone un 20 % de incremento sobre lo que dan anualmente. A
todo esto habría que sumarles los pesantes que les correspondieran por el pago
de un derecho sobre la compraventa -que no se especifica su cuantía, salvo que
han de pagarlo según lo hicieron en Gorfyn y Gaoyar- y si tenemos presente que
ya habían entregado 15.000 pesantes antes de la tasación, los recursos
monetarios se ven sensiblemente mermados. Si a los 67.500 pesantes sumamos la
demasía pagada, estos entregan al fisco un total de 82.500 pesantes, por pasar
a ser propietarios de las tierras y casas del castillo. Lo que constituye una
importante explotación económica, ya que supone encarecer la tierra en un
37,5% del valor inicial.
Este incremento, junto con las limitaciones que se establecen
en el aprovechamiento de los pastos, árboles, madera y carbón de la sierra,
aconsejan a los vecinos retractarse de la compra de las sierras. El 13 de
septiembre, piden que se revoque la venta: fue rogado muchas veces que oviese de
alçar mano de la compra a lo que emir accedece volviendola al poderio real
segund que antes hera descontales el valor de las dicha sierra del precio que
debía pagar. Los vecinos de la "alquería" se ratifican en esta
cesión el 10 de octubre de este mismo año. El 3 de noviembre se firma el
aprecio y la cantidad a descontar a los vecinos por dejar la sierra en poder
real ascendiendo el valor, según ratifican, a 15.000 pesantes. A partir de tal
ratificación se hace ya efectivo el contrato de compraventa.
De acuerdo con esta venta se pasa por tanto, de tener el emir
el dominio efectivo del castillo y las tierras que lo rodean a una situación
donde los honrados omes del Concejo de Gor llegan a ser propietarios de la
tierra de todo el contorno. A raíz de este hecho deben plantearse unas nuevas
relaciones entre el castillo -o el alcaide como representate del emir- y sus
moradores que se traduce fundamentalmente en aspectos impositivos. Como lo
único que le queda a la corona, aparte del aparato militar, son algunos bienes
inmuebles (que constituían un auténtico monopolio al reservarse el molino y el
horno -sobre estas posesiones caería un cargo por su uso, que tal vez se pueda
relacionar con lo que se conoce como renta del hagüela-), para hacer frente al
mantenimiento de castillos de la guarnición militar debe destinar parte de sus
recursos o buscar otros medios de financiación.
Parece ser que el emir nazarí optó por la segunda vía
cargando a los habitantes del lugar un una serie de impuestos que abarcan desde
los ganados, a las heredades (almaguana y Alacer) o a un impuesto sobre las
propias personas como era la Alfitra, hasta el aprovechamiento de los pastos de
la sierra. Por este último el alcaide les cobraba el Talbix, -que a diferencia
de los anteriores se cobraba en especie-, así que cada hato de ganado les
cobraba una o más cabezas según su número, además de todo el queso y leche
que diesen en una noche, aparte les seguía cobrando el diezmo. Todos estos
impuestos están testimoniados tanto para la época final nazarí como para los
diez primeros años de dominación castellana, llegando incluso a pagar a los
señores castellanos impuestos de origen musulmán, de acuerdo con las
capitulaciones con ellos firmadas por los Reyes Católicos.
Continuamente venimos hablando de la denominación del
castillo al hablar del lugar -de acuerdo con la traducción al castellano de la
palabra árabe Hisn-, pero ¿existió realmente este recinto amurallado o
simplemente es un nombre que los nazaritas emplearon para designar algún tipo
de entidad administrativo-militar?. Es un problema arduo donde se entremezclan
otros de índole muy diversa.
No está muy claro la existencia de la fortaleza, no sólo en
la época inmediatamente anterior a la conquista, para algunos se trata de una
torre. Hemos localizados algunas torres vigias en torno al actual núcleo de
población pero de reducidas dimensiones y que no coinciden con los datos que
tenemos del lugar. Un testigo, que según su declaración pasó por el lugar
"con los Reyes Católicos" reconoce que existía un "hisn":
en tiempos de moros... que la dicha villa avia... un castillo e tenia por nonbre
en la dicha sazon fizen que dizen los interpretes que quiere decir castillo o
fortaleza e avia visto e conoscido ser la dicha villa de Gor..., e tener el
dicho nombre de alfiçan. Sin embargo es tal la confusión que algunos testigos
de 1494 llegan a mencionar los dos casos a la vez "torre e fortaleza de la
villa".
Si creemos a otros vecinos, se trataba de una fortaleza
dentro del lugar con dos o tres torres. De estas mismas declaraciones hemos
podido saber que la torre o castillo estaba dentro de "la casería" e
el cerro de Alhaja sobre el que se asienta la villa, y que posiblemente sería
aprovechada por los señores de Gor para edificar su fortaleza.
Este castillo estaba en 1427 gobernado por un alcaide puesto
por el emir, siendo el "alcayde Muhammad ben Muhammad al-Juljal"
quien, en nombre del emir, realice la venta de todas las casas, haza, árboles,
que dependían del mencionado castillo de Gor. Así se mantendrá hasta que por
el año 1470, pase a depender de la ciudad de Guadix y sea su caudillo quien
designe la persona que deba ejercer el cargo.
Más de una vez fue un reducto de bandoleros y saqueadores de
caminos agrupados en torno al alcaide de esta fortaleza, lo que ocasionaba
graves pérdidas a la ciudad de Guadix. En los documentos que hemos manejado,
aparecen algunos casos de como el alcaide de Gor se levanta con la fortaleza
contra Guadix, obligando a venir al caudillo de esa ciudad, cercarla y
reducirlos por la fuerza de las armas ejercitando después la justicia, según
la importancia del levantamiento. Unas veces se conforma con cortarles las manos
y los pies o en otros casos llevarlos presos a Guadix e incluso ajusticiarlos
públicamente. Cuando Mazote Xirt, su padre y hermanos se alzaron con la
fortaleza contra la çibdad de Guadix e rovaban e fasyan delitos desde alli e la
dicha çibdad vino sobre ello e los çerco e tomo e los ajustiçio, lo que nos
vuelve a hablar de la existencia de un castillo de cierta importancia.
Esta fortaleza durante la guerra de "reconquista"
castellana, estuvo defendida por una pequeña guarnición militar puesta por
Guadix bajo el mando de un alcaide, también designado por su caudillo. El
último de los cuales entregó la fortaleza a los Reyes Católicos, a cambio de
ciertas mercedes. Mientras tanto el lugar permanecía deshabitado por miedo al
ejército castellano, hasta 1490 no fue repoblado por algunos musulmanes
expulsados de las ciudades de Guadix, Baza y Almería.
La presencia del hombre en el actual término de Gor no se
interrumpe desde una época muy temprana. Su relevancia es escasamente conocida
hasta la segunda década del siglo XV que el emir, por problemas económicos, lo
desvincula de su patrimonio y la vende a sus moradores. A partir de este momento
se debieron de establecer unas nuevas relaciones cuya manifestación más
conocida lo constituye el reajuste del régimen fiscal y la progresiva
implantación de la pequeña propiedad agraria.